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Los frutales abandonados y subutilizados en la Península de Yucatán

Reforestación

Los Frutales en la Historia de la Península de Yucatán

Bien es sabido que desde tiempos prehispánicos los mayas conocían 46 especies de frutales de los cuales 31 tienen actualmente poblaciones o parientes silvestres en el área maya y 15 son especies introducidas posiblemente de otras áreas culturales de América (Landa, 1556; AGN, 1895; Pérez Toro, 1942; Flannery, 1982; Flores y Flores, 2000; Colunga et al., 2003), los cuales han tenido algún tipo de manejo in situ o ex situ, que detona en el proceso de selección dirigida de las sociedades peninsulares, la mayoría de raíces mayas. Lo anterior puede explicar la gran variabilidad intraespecífica de estas especies hoyen día. Las especies frutales alóctonas utilizadas desde tiempos prehispánicos se adaptaron de manera exitosa en la península de Yucatán, es por ello que son componentes florísticos característicos de los huertos familiares o Solares peninsulares y algunos de ellos importantes su cultivo en parcelas frutícolas comerciales.

Sin duda alguna la llegada de los españoles a América trajo como consecuencia el intercambio de germoplasma más importante de la historia, donde cultivos mesoamericanos fueron adaptados en el resto del mundo al igual que los mesoamericanos adoptaron cultivos del viejo mundo (Hernández y León, 1992). Después de la llegada de los españoles en la península de Yucatán la cantidad de especies de frutales aumentó, pues se trajeron con ellos en distintas épocas y de distintas partes del mundo cerca de 21 especies de frutas (López de Cogolludo, 1688; Pérez Toro, 1942; Fernández, 1944; Ciudad Real, 1993; De la Garza, 1983; León, 1987). Este proceso de intercambio o incremento de las especies de otras latitudes del mundo en la península de Yucatán, no ha disminuido, se ha incrementado y no podrá detenerse, pero lo importantes es proteger, resguardar y potenciar el cultivo de las especies frutales locales.

Los frutales en los Mercados

Las frutas son fuentes importantes de energía, carbohidratos, vitaminas y minerales, además de las sustancias aromáticas, sabores y colores, cualidades importantes para el consumo y venta en los mercados. Los Yucatecos perciben que las frutas son de buena calidad cuando se ven bien y por lo general se basan en la apariencia y la firmeza del pericarpio “cáscara”;

Hay quienes dicen que les gusta una fruta por el sabor, el olor, la textura y el color mesocarpio “pulpa”; otros indican que consumen las frutas por el contenido de vitaminas y minerales.

Entre las especies frutales con mayor demanda en los mercados de la península Yucateca se encuentra la pitahaya, el mamey, el aguacate, las ciruelas, el zapote, el nance y el plátano. Por el contrario con menos demanda se encuentra el cocoyol, el tauch, el poox (Annona purpurea), el bonte, el choch, el kaniste, el pepino kat y el sacpah.

Desde el 2008 hasta la fecha la revisión de los datos de los anuarios estadísticos de producción agrícola de la región, se observa que el cultivo de frutales que se mantienen desde la época prehispánica son 13 de origen americano, 11 frutales de la época colonial introducidos del viejo mundo y solo son dos especies frutales introducidas y cultivadas en el siglo pasado en Yucatán (Cuadro 1).

Es importante resaltar que de las especies de frutales con potencial alimenticio del estado de Yucatán, que nunca han sido cultivadas ni tradicional ni convencionalmente, es debido a la falta de estudios agronómicos y biológicos, por lo que se ignoran los beneficios que estas especies pueden tener para el hombre como fruta fresca, seca o en conserva, además del contenido vitamínico o bien para la obtención de extractos como aceites, polifenoles, entre otros.

Con estos conocimientos será posible realizar investigaciones que promuevan su uso, cultivo, conservación y valorización de las especies como el realizado con el uste (Malpihia punicifolia), una fruta considerada con alto potencial alimentario, así como optimizar el uso de estas especies hay todavía muchos retos que deben ser enfrentados antes de que puedan cambiar su estatus de especie olvidada o subutilizada a un cultivo con importancia comercial (Bautista Parra et al. 2005, Scheldeman et al., 2004, Longar 2004).

Menos de la mitad de los frutales prehispánicos de origen americano son cultivados. De igual manera existe una variedad de especies frutales con un alto potencial alimenticio que son desaprovechados y desconocidos por la mayoría de las personas y más en la ciudad, pues solo son recolectados en el campo. Por lo que es necesario promover estrategias de conservación para mantener la diversidad biológica, cultural y alimentaria de Yucatán. Pues la preservación del germoplasma tal y como menciona Hernández y León (1992) se basará en el desarrollo de mercados y tecnologías para el manejo agronómico y la preparación para el consumo.

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